12 de marzo de 2015

Sorbas, colgando de un barranco

Plaza de Sorbas, abarrotada de vecinos.
Las casas colgantes de Sorbas se encaraman a un montículo que cuelga de un barranco. El agua de las ramblas cercanas ha sido el brillante escultor encargado de labrar uno de los pueblos más fascinantes de la provincia de Almería. Para entrar a su centro urbano se accede mediante puentes desde la carretera nacional 340, uno situado en la parte alta que lleva a la plaza y otro en la parte baja que va directo a la alfarería. Esta carretera centenaria, que bordea el pueblo, ha hecho que fuese obligada la visita a Sorbas de miles y miles de viajeros desde antes incluso de los vehículos modernos, cuando sólo existían los carruajes o diligencias.

Todas las calles parecen llevarnos a la plaza de la Constitución, eje central del pueblo, además de epicentro político, religioso y social de Sorbas. Aquí se yerguen edificios emblemáticos para los sorbeños como el Ayuntamiento, la iglesia de Santa María o la casa del Duque de Alba. En una de las esquinas de la explanada encontramos una pequeña escultura sobre un pedestal, se trata de Peneque el Valiente, el famoso títere creado en los años cincuenta, protagonista de la diversión de muchos niños en España.

Esta plaza siempre está abarrotada de gente. Ya sea día laboral o festivo, a los sorbeños les encanta ir a la plaza a opinar, comentar o criticar la actualidad de las cosas en pequeños corros a la sombra de los ficus.

Rincón de Los Giles, en el municipio de Sorbas.
El municipio de Sorbas es tan grande que da cabida a multitud de pedanías, algunas de ellas muy pobladas. Esparcidas por el término municipal encontramos La Huelga, Los Giles, o La Herrería, cercanas ya al municipio de Los Gallardos. Son un paraíso para británicos que vienen aquí a disfrutar del buen tiempo. En el caso concreto de La Huelga, hay que decir que disfruta de la pequeña autonomía que supone tener un alcalde pedáneo. Por sus calles nos toparemos con la bonita ermita de San Agustín, la plaza Mayor o la plaza Nueva.  Huertas de naranjos y olivos van rodeando el pequeño núcleo urbano dándole un aspecto de oasis donde hacer un remanso en el camino.
Desde la plaza Nueva vemos esta panorámica de La Huelga, en Sorbas, rodeada de caballones y árboles frutales.
Los Castaños, aldea tranquila de Sorbas.
Son muchas las aldeas de Sorbas, imposibles de ver en un sólo día. Desde el Barranco del Lobo muy cercano a Sorbas, hasta Cariatiz, donde se extrae el mejor yeso y se carga en camiones hasta el puerto de Garrucha con destino a todo el mundo, pasando por Los Castaños, con un viejo edificio de peones camineros y una era para la trilla.

Sin olvidarnos de Los Molinos del Río Aguas, al cual se llega pasando por las famosas cuevas de yeso y Urrá, con su aljibe taciturno a orillas de la carretera. El paisaje que nos ofrece el Río Aguas es sorprendente por su frondosidad vegetal y su diversidad animal, algo inesperado en mitad del desierto de Almería. Además de admirar los viejos cortijos de este paraje es aconsejable pasear entre los cañaverales y observar como los animales se desenvuelven en su entorno natural, rodeados de pozas de agua y galerías subterráneas. Abejarucos, tortugas, lagartos y un sinfín de fauna salvaje acompañan al visitante. Este ecosistema está en peligro, como tantos otros, por lo que debe cuidarse y protegerse.
Casas colgantes de Sorbas encaramadas en lo alto del barranco.

La Maravilla

De camino a la alfarería de Sorbas.
El barrio de las cantarerías, situado en la parte baja de Sorbas, es un ejemplo de tradición e historia de la alfarería. En las puertas de los muchos talleres de cerámica se exponen a la vista los cántaros que aquí se fabrican desde tiempos inmemoriales. Este tipo de barrios artesanales los encontramos también en otras partes de la provincia como en Níjar.

De su legado primitivo se conserva el horno alfarero de origen árabe, mimetizado en el entorno urbano de esta parte del pueblo. Una restauración no le vendría mal, pero su aspecto es envidiable, dado el tiempo y el fuego que han pasado por sus paredes. Junto al horno encontramos una pequeña balsa de decantación donde se limpiaba la arcilla y se mezclaba con agua.

Ermita de San Roque, patrón de Sorbas.
 Los pasos siguientes para la elaboración de los cántaros se explican claramente en un panel de información adyacente al monumento. Después de la decantación, se moldea el barro con los dedos para luego acabar con el torneado. Se dejan secar y entran en acción técnicas de una necesitada paciencia y experiencia. El engobe donde se decora, el vidriado donde se protege, el estampillado y el pintado con esmalte finalizan esta compleja tarea antes de introducir la pieza en el horno de cocción.

Después de su cocción en el horno salen las piezas tal y como se ven en los patios y balcones llenos de maceteros, en los platos decorativos, jarrones etc.

No podemos irnos del barrio alfarero sin visitar la casa del patrón del pueblo, la parroquía de San Roque. Cada 16 de Agosto es llevado a hombros  de los vecinos por todos los rincones del pueblo. Además de cánticos y bailes, se lanzan roscas en su honor. La peculiaridad de esta fiesta hace que multitud de visitantes vengan a Sorbas a pasar este día de festividad.
Horno de origen árabe destinado a la cocción de la arcilla en el barrio alfarero de Sorbas.

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