2 de enero de 2015

Los anejos de la Villa de Gérgal

Gérgal desde la rambla.
El municipio de Gérgal es uno de los más extensos de la provincia de Almería. A lo largo de su historia ha tenido un papel muy importante ya que siempre ha sido un cruce de caminos, antaño las diligencias pasaban por el lecho de la Rambla de Gérgal y en sus orillas los anejos prosperaban. Hoy en día es la autovía la que deja bien comunicada a Gérgal con respecto a la capital de la provincia y las demás capitales andaluzas. Pero algunas de esas vetustas aldeas siguen teniendo como única vía de entrada y salida la rambla. Hay que conocer bien la zona para poder llegar, pero merece la pena informarse y visitar estos lugares que vieron nacer a muchos padres o abuelos y que tuvieron que salir de allí a buscarse otra vida.

Portocarrero:

Portocarrero, anejo deshabitado de Gérgal.
Comenzamos nuestra visita en la parte más alta de la Rambla de Gérgal. A orillas de esta rambla se encuentra a la deriva Portocarrero, que lleva décadas abandonado. Sus casas de piedra con techos de pizarra se tambalean ante el paso del tiempo y sobreviven a duras penas. Sólo quedan dos o tres cortijos habitados por la zona, pero situados al margen del núcleo de Portocarrero. Diseminados a un lado y al otro de la Rambla se hallan varios molinos de trigo que debieron abastecer a multitud de personas no sólo de allí, si no de muchas más partes de la geografía del municipio. Este anejo se sitúa a seis kilómetros por carretera y dos por rambla al norte del castillo de Gérgal.

El Almendral:

Ermita de El Almendral.
A dos kilómetros de Portocarrero, bajando el curso natural de la rambla se encuentra El Almendral. Aquí ya hay más signos de vida y la mitad de las casas están reformadas y son habitables. Será, entre otras cosas, que una carretera bien asfaltada le separa sólo seis kilómetros del castillo de Gérgal. Una buena vía de comunicación es vital para estas aldeas de los Filabres. El Almendral dispone de una ermita y una fuente que fueron rehabilitadas en 1997.

Las Aneas:

Las Aneas y el castillo de Gérgal al fondo.
Otros dos kilómetros más abajo está Las Aneas. Es el sitio idóneo para relajarse y disfrutar de Los Filabres, una sierra que presume de tener los cielos más limpios del continente europeo. Aquí si hay ya una vida más sosegada y encontramos a vecinos andando por la calle y dialogando sentados en un banco frente a la Rambla. Está tan cerca de Gérgal, que se divisa su castillo en medio del valle.

Las Tablas:

Las tablas desde Las Aneas.
Al contrario de lo que pasa en Las Aneas, el barrio de Las Tablas se encuentra deshabitado. Aunque se sitúa en frente de Las Aneas, la carretera se olvidó de Las Tablas y fomentó en buena parte a su extinción. Los habitantes de esta zona se dedicaban a la minería y a la agricultura. Estos forzosos trabajos forzaron, valga la redundancia, a un exilio voluntario.

La Estación:

Vieja estación de Gérgal.
Para llegar a los tres siguientes anejos hay que tomar la salida 356 de la autovía A-92. Lo primero que veremos nada más salir de la autovía será La Estación, una pequeña barriada de Gérgal que porta ese nombre por albergar una estación de ferrocarril. A escasos metros de la nueva estación se encuentran los restos de la vieja, al otro lado de las vías férreas se esparcen las cortijadas comunicadas con un túnel subterráneo que atraviesa los raíles.

Las Alcubillas Altas:

Las Alcubillas Altas.
Dos kilómetros al sur de La Estación se encuentra la pedanía de Las Alcubillas Altas. A parte de la autovía A-92 que antes mencionamos, puede visitarse por la vieja carretera del Ricaveral . Las Alcubillas Altas pertenece a los municipios de Gérgal y Alboloduy, siendo la Rambla de Las Alcubillas la que ejerce de lindero entre ambos pueblos. En la parte gergaleña se encuentra la Parroquia de San Sebastián.

Fuentesanta:

Fuente - Santa
El curso de la Rambla de Las Alcubillas nos lleva de nuevo a la Rambla de Gérgal. En esta parte baja de la rambla se sitúa un anejo con mucho encanto, para llegar a Fuentesanta hay que cruzar en dos ocasiones la vía del tren. Su distancia respecto a Las Alcubillas Altas es de siete kilómetros por caminos de tierra y lechos de dos ramblas.
Normalmente no habita nadie fuera del periodo estival. Pero los fines de semana es frecuente encontrarse a Juan que va por allí a cuidar los huertos. También puedes encontrar a hijos del pueblo que van a llenar gárrafas de la rica agua que brota de su fuente una vez al mes. El agua es exquisita para beber, pero no para riego, según nos cuentan, por eso los huertos no son muy grandes.


La Maravilla

Ermita en la vega de Aulago.
Aulago es el anejo más grande que tiene la Villa de Gérgal, y sus hechuras son las de un municipio de montaña. Dispone incluso de un alcalde pedáneo para sus casi cien habitantes.

Aulago está solo en mitad de la sierra, a unos siete kilómetros de Gérgal y alejado del resto de anejos del municipio. Muchas personas ven la panorámica de Aulago desde la carretera que sube al observatorio astronómico de el calar Alto. Pero no es recomendable conformarse con ver una panorámica si no que hay que pararse a disfrutar y a descubrir este lugar. Hay varios bares y restaurantes, por lo que la estancia aquí es más amena para el viajero.

Panorámica de Aulago.

3 comentarios:

  1. En aulago no hay alcalde pedaneo, ni bares ni restaurantes en plural,vivimos unas 40 o 50 personas

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  2. El equipo de gobierno actual de Gérgal, en estos últimos 7 años de legislatura no ha apostado nada para mejorar las pedanías, dejando delado todo por completo, el núcleo urbano de Gérgal también está en pleno periodo de despoblación dentro de unos años Gérgal quedará como una pedanía al igual que los anejos que compone el municipio, yo culpo siempre culparé al desgobierno del PP que han sido los culpables de no contribuir para hacer grandes avances.

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  3. Tiene guasa este último comentario anónimo; maravillas sectarias locales que ayudan a entender el paisaje humano

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