30 de enero de 2015

Huécija, a los pies de un convento agustino

Entrada al centro urbano de Huécija.
Huécija es uno de esos pueblos por los que no se pasa, si no que tienes que ir expresamente. Desde la carretera más cercana se observa una gran torre con unas manchas difuminadas de color blanco en mitad del verdor del valle del Andarax, es el convento de los Agustinos que se eleva sobre las blancas casas de este pequeño pueblo alpujarreño. Huécija es pequeña en hechuras y en habitantes pero grande en patrimonio y personalidad.

Iglesia de la Asunción de Huécija.
A orillas de la calle Real que vertebra el centro urbano del municipio se yerguen viviendas eclecticistas decimonónicas pertenecientes a la pujante burguesía de la época. Al final de esta calle se encuentra la iglesia de la Anunciación, siempre a la sombra del convento de los Agustinos. Esta iglesia del siglo XVI es la típica construcción religiosa con planta de cruz latina pero con algunos aspectos llamativos ya que carece de torre y de una explanada en su puerta, como vemos en casi todos los pueblos, ya que sus muros están encajonados entre calles estrechas.

Lavadero de Huécija.
Bordeando la iglesia se asciende hasta la casa consistorial, sede política del pueblo ubicada en un edificio típico, sin destacar demasiado se identifica gracias a las banderas que ondean en los balcones. En la plaza que hay a los pies del ayuntamiento se encuentra la escuela hermanada por la música con su pueblo vecino Alicún.

Caminamos por el Barrio Alto a través de calles serpenteantes hasta que encontramos una obra de ingeniería hidráulica de gran valor y belleza. El Lavadero de Huécija recién restaurado tiene una gran similitud con los Aljibes Árabes de Almería con su nave rectangular y sus muros de ladrillo visto, el techo se aprovecha de manera extraordinaria con un fondo de mimbre.

En este pueblo se maneja muy bien el mimbre, el esparto y las hojas de farfolla. Los objetos artesanales que aquí se realizan tienen gran tirón y todos los años se organizan talleres donde se perfeccionan estas técnicas ancestrales que no deben perderse nunca, y al menos en Huécija no se perderán.

Dentro del municipio y sobre un cerro con forma de cono en la Sierra de Gádor se construyó la ermita de la Cruz , desde aquí es posible tocar el cielo y ver a vista de pájaro los municipios que forman el valle medio del Andarax.

Panorámica de Huécija desde el paseo que une esta localidad con Alicún.


La Maravilla

Calle Real de Huécija y torre del convento.
El convento de los Agustinos es una obra maestra del arte barroco en Almería. Su esbelta silueta puede verse desde cualquier punto del municipio incluso desde las localidades vecinas. Se construyó en 1511 con el propósito de evangelizar a los ciudadanos tras la reciente reconquista cristiana. Unas décadas más tarde el convento sufrió el saqueo de los moriscos donde murieron todos los frailes que hacían vida en el interior, además el edificio salió muy mal parado.

Tras sucesivas reconstrucciones, en la actualidad está declarado Bien de Interés Cultural. Es, al fin y al cabo un monumento de renombrado esplendor situado a poco más de treinta kilómetros de distancia con la capital almeriense, su visita es obligada y gratificante.

Nunca se va por última vez a este pueblo, cuando te vas despidiendo ya estás pensando en volver. Porque disfrutar de la sencillez y la tranquilidad es posible en La Alpujarra, y más aún en el rincón mejor guardado de esta comarca que se llama Huécija.

Convento de los Agustinos de Huécija, Almería.

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