6 de octubre de 2015

Mojácar, embrujo para turistas

La Mojaquera en la plaza de la Iglesia.
Dicen que en la parte vieja de Mojácar aún quedan descendientes de los primeros repobladores cristianos tras la reconquista de la villa por parte de los Reyes Católicos, hace ya más de quinientos años. Este conjunto de casas blancas encaramadas a la montaña dejan a todos boquiabiertos mientras ascendemos desde la playa. Se recomienda subir sin prisa, andando o en bicicleta, disfrutando de las vistas y oliendo el aroma que se propaga por el camino de rosas.

Fue en los años sesenta cuando se dió a conocer Mojácar en todo el mundo con la oleada de visitantes rubios, altos y con ojos claros. La floreciente industria del turismo se instaló en este pueblo costero del Levante almeriense, y vino para quedarse. Mojácar no deja de crecer y superarse cada año, incluso pertenece a la Red de Pueblos más bonitos de España, como si quedase alguna duda de ello después de visitar su casco viejo, conocido por todos como Mojácar pueblo. La belleza de sus calles, flores, plazas y miradores le ha llevado a pertenecer a este selecto grupo de pueblos, en el que se encuentra también Lucainena de las Torres.
Fuente de Mojácar, lugar de la célebre entrevista.
El primer rincón encantador que elegimos para pararnos es la Fuente, allí bebemos la mejor agua de la zona, pero de los caños no solo brota agua, también brota un caño incesante de historia. En este mismo lugar en el año 1488 se reunió Alabez, el ultimo alcalde musulmán de Mojácar con el embajador cristiano Garcilaso de la Vega, padre del célebre poeta español, con la pretensión de cristianizar la zona. Alabez le replica aquí al embajador de los reyes católicos que los musulmanes tienen los mismos derechos a vivir en este pueblo que los cristianos y que no pueden obligarlos a marchar de una tierra que fue de ellos casi ocho siglos. Para terminar, le espetó una frase al embajador cristiano; "Antes de entregar mi pueblo como un cobarde, sabré morir como un español". Estas palabras son poco conocidas en el resto de España pero demuestran un patriotismo que no entiende de razas ni banderas, un patriotismo que hoy no tenemos. Y si no lo tenemos es, en buena parte, porque finalmente fueron expulsados todos esos patriotas musulmanes de la península, incluido Alabez y su pueblo. Algunos fueron cristianizados, conocidos como mudéjares.
Plaza del Parterre. En la parte superior de las columnas se observa el relieve del Indalo.
Costa natural de Mojácar.
Como decíamos antes, la década de los sesenta fue cuando Mojácar se transformó de la noche a la mañana. Por entonces las casas eran viejas, con aspecto vetusto, con otro encanto. Muchas viviendas se quedaron abandonadas tras la masiva emigración que se produjo en la posguerra. Algunos emprendedores del pueblo se arriesgaron y supieron sacar todo el encanto verdadero y explotar su belleza. De este modo comenzaron a rehabilitarse las casas y se cultivaron los campos vacíos tomando un aspecto parecido al de hoy. En el año 1966, Mojácar recibió el "Premio al Embellecimiento y Mejora de los Pueblos Españoles". No hubiese sido posible este cambio sin una propaganda eficaz que atrajo a la crema de la intelectualidad de la época, y con ellos, hordas de turistas europeos y estadounidenses, dispuestos todos a dejarse mucho dinero. Mojácar pueblo aún tiene ese aspecto musulmán de sus orígenes, tanto en la fisionomía de sus casas como de sus calles, aspecto muy mejorado al que tenía a mediados del siglo pasado. A comienzos de este siglo Mojácar ya cuenta con decenas de hoteles, parador nacional, restaurantes o salas de fiestas a pie de playa, creando una milla costera de oro, preferida por muchos españoles y extranjeros para sus vacaciones en cualquier época del año.
Una de las muchas cadenas hoteleras que se expanden por la linea costera de Mojácar.
La Maravilla

Iglesia de Mojácar. Siglo XVI.
La plaza Nueva es el lugar por antonomasia de Mojácar, donde los mojaqueros viejos se enzarzan en sus inagotables tertulias, donde los niños y niñas juegan y los curiosos se asoman al balcón que mira hacia el Levante, donde los turistas miran y se dejan mirar, aliviados también de subir empinadas cuestas y contemplar las pintorescas vistas. Desde el mirador, con nuestra cámara y guante blanco, intentamos robar la hermosura del paisaje tantas veces retratado por artistas. El valle de las Pirámides, las sierras vecinas, Vera, Garrucha, Turre y un sinfín de poblaciones quedan al alcance de los ojos. A pesar de su nombre, esta plaza tiene muchos años de historia, junto a ella se abrió el primer hotel de Mojácar, al que su dueño Francisco Haro, llamó Hotel Indalo. Aquí incluso, la industria del cine rodó varias escenas de películas con renombre como Sierra Maldita. También se rodaron filmes en otros lugares del municipio, ya que, como no podía ser menos, Mojácar también es tierra de cine.
Plaza Nueva de Mojácar, con excelentes vistas al Levante.
Calle Aire, en el casco viejo de Mojácar.
Entre su patrimonio arquitectónico destaca la Iglesia de Santa María por sus paredes de piedra natural, rodeada de casas blancas y escalonadas. En su interior cobija las imágenes de sus patrones; la Virgen del Rosario y San Agustín. En la plaza de la Iglesia se ubica una estatua de una mojaquera inmortalizada en mármol que debía venir de la fuente con el cántaro lleno de agua. Se piensa que la iglesia se edificó sobre una antigua mezquita, con más motivo si visitamos la plaza del Parterre, anexa a los muros de la iglesia, con marcados rasgos árabes. Esta plaza está porticada y ornamentada con vegetación típica del sur. Para dar la vuelta completa al casco viejo regresamos por un pasadizo que nos pone la piel de gallina en el corazón, se trata de la calle del Aire, estrecha y al pie de una loma, sus faroles nos guían el camino hasta la calle "Salsipuedes" o hasta el arco de la plaza Nueva, completando una vuelta perfecta en la que ni siquiera hemos mencionado el mirador del castillo y decenas de calles llenas de vida y leyenda.

Mojácar es mucho más que el refugio de indalianos; la mejor generación de artistas almerienses. Mojácar es la mujer morena con un cántaro en la cabeza; emblema e icono de la provincia. Mojácar es la magia que se vive en las fiestas de Moros y Cristianos. Las playas de Mojácar son la arena fina, la torre de Macenas, el Pirulico y sus cadenas hoteleras. No conozco a nadie que no haya estado en Mojácar, pero realmente pocos la conocen a fondo. Está ahí, embrujada por la noche y por el día, deseando ser descubierta.
Panorámica de Mojácar pueblo desde la avenida que sube desde la playa.

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