20 de octubre de 2015

Garrucha, paseando por el Malecón

Antonio Cano Cervantes, en el Malecón de Garrucha.
Los turistas que visitan Garrucha no coleccionan ciudades, la mayoría de ellos vienen porque aman este pueblo, y lo eligen para sus vacaciones o segunda residencia para disfrutar en cualquier época del año. Dentro de esta mayoría hay otro porcentaje elevado de turistas que llegan a Garrucha, y cuando la ven, se quedan para siempre.

Garrucha es el pueblo pesquero por excelencia de la provincia de Almería. En sus caladeros se pesca la mejor gamba roja del Mediterráneo, entre otros muchos mariscos y pescados. Garrucha es levantina, y también cervantina. Si en Alcalá de Henares, su más ilustre hombre de letras es Miguel de Cervantes "el manco de Lepanto", en Garrucha tienen a Antonio Cano Cervantes "el ciego de Garrucha". El Cervantes almeriense fue un consagrado escritor de finales del siglo XIX y principios del XX. Nació y se crió en este pueblo donde todos le aprecian y recuerdan. La biblioteca municipal lleva su nombre, y en el paseo marítimo tiene dedicada una estatua en su honor, rodeado de gente y mirando al mar.
Antiguo almacén de la sal, junto a la plaza del ancla.
El paseo marítimo, conocido por todos como el Malecón, es junto a la calle Mayor, la zona de ida y venida de personas durante todo el día. En la calle Mayor encontraremos los comercios y tiendas que dan servicio tanto a habitantes como visitantes. En el Malecón, además de tener la oportunidad de disfrutar de un largo paseo junto a la playa, se puede degustar lo mejor de la gastronomía local en las decenas de terrazas de bares y restaurantes que se apoltronan a lo largo de la avenida. Gambas, pulpo, almejas, calamares... todo recién pescado, servido directamente del mar al plato.

Paseo del Malecón de Garrucha.
Los cientos de palmeras y otros árboles que dan colorido al Malecón, ofrecen sombra durante el verano a más de un turistas despistado, que en esta época suele estar más colorado que las gambas que antes nos comimos en el bar. Una joya arquitectónica que encontraremos durante el recorrido será el antiguo almacén de la sal, hoy actual sede del ayuntamiento. El edificio está reformado pero conserva su fachada original, tan característica que es de lo más reconocible del municipio. Junto al ayuntamiento está la plaza del Ancla y la ermita de la Virgen del Carmen que es la típica parroquia de pescadores. Más tarde, ascendiendo a la parte alta de Garrucha, veremos también una bonita escultura de la Virgen del Rocío, que tanta devoción suscita en el sur de España. Pero el espacio religioso por antonomasia es la iglesia de San Joaquín, donde los menores son bautizados, hacen la comunión y posteriormente, cuando son mayores, vienen a casarse a la iglesia de su pueblo. Frente a la iglesia hay una bella escalinata y un pedestal sujeta la imagen de la Inmaculada Concepción.
Un enorme barco mercante atracado en el puerto de Garrucha, junto a la playa.
Todos conocemos de Garrucha su puerto o el turismo, pero fue con la extracción de minerales en la comarca del Levante con lo que prosperó. Las minas de Bédar, Cuevas de Almanzora o Vera tenían vías férreas o transporte directo que las comunicaban con el puerto de Garrucha para ser embarcada la plata, el hierro o el plomo. Las familias adineradas, gracias a la explotación de las minas, fijaban su residencia junto al puerto, donde existía un pequeño pueblo pesquero de apenas 250 casas. El auge de la minería a mediados del siglo XIX provocó que Garrucha creciera a ritmos sin precedentes lo que llevó a convertirlo en un nuevo municipio, en concreto el 1 de enero de 1861 obtuvo la independencia. Vera y Mojácar se disputaron durante siglos la propiedad del pueblo de Garrucha.
Panorámica de Garrucha desde uno de sus monumentos más emblemáticos.
La Maravilla

Chimenea del Calvario. 
Aunque el centro urbano de Garrucha se sitúa a nivel del mar su entramado nos lleva a ascender empinadas cuestas si queremos conocer los secretos mejor guardados de este pequeño municipio. Nos topamos con plazas coquetas y coloridas o el antiguo edificio del cine. Pero hay una construcción con forma de chimenea que domina un promontorio en lo más alto del pueblo, lo vemos desde distintos puntos de la comarca de Levante y no podemos irnos de Garrucha sin visitarlo. Accedemos a él mediante un camino asfaltado y nos llevamos una grata sorpresa, se trata de una chimenea de los antiguos hornos de fundición de mineral datada en el siglo XIX. Las vistas desde su mirador alcanzan hasta las costas de Murcia y engloban a poblaciones muy dispares como Los Gallardos, Vera, Cuevas o Pulpí, entre muchas otras. Y como gaviotas, sobrevolamos las casas y pisos de Garrucha, quedando los grandes barcos del puerto en un tamaño que caben en nuestras manos.
Vistas de la comarca de Levante desde la chimenea del Calvario.
Interior de la chimenea del Calvario.

Un segundo paseo por el Malecón es la mejor recompensa por habernos parado a descubrir este pueblo, esta vez, observamos mejor cada detalle, los pequeños barcos pesqueros del puerto junto a otros grandes mercantes, las barandas de mármol del paseo, la enorme orilla de la playa de arena fina, las esculturas esparcidas a lo largo y ancho como el monumento a los pescadores. Finalmente hacemos nuestra última parada en el castillo de las Escobetas, junto al mar, de camino a Mojácar. Su parecido nos recuerda al Castillo de Guardias Viejas en El Ejido. Construido en el siglo XVIII para defender las costas, consta de una batería y dos torreones. Por aquí pasaron el cuerpo de Carabineros y después la Guardia Civil. Su pasado militar ya acabó y hoy es la sede del centro de interpretación de la pesca en un marco incomparable.
Castillo de las Escobetas, también denominado castillo de Jesús Nazareno.

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