Bailes ancestrales y rituales en la era de Almócita. |
Cae la tarde en el pueblo alpujarreño de Almócita, el sol timorato se esconde entre la Sierra de Gádor y Sierra Nevada, se apagan las luces del alumbrado eléctrico y el público henchido ocupa la explanada de la balsa de las Espeñuelas. Es momento de prender la llama de fuego en el candil más grande del mundo, dando comienzo a una noche mágica e inolvidable. In situ, miles de personas no pierden detalle de esta ceremonia ancestral que lleva celebrándose desde 2011 con motivo de la semana europea de la energía.
El evento celebrado este sábado 2 de mayo se conoce como "La noche de los candiles". En la edición anterior la noche fue magnífica y casi insuperable, pero lo han conseguido, por la cantidad, variedad y calidad de espectáculos. Por eso no es de extrañar que este año hayan batido todos los records de asistencia anteriores, con una presencia masiva de personas.
Extrañas nubes no quisieron perderse el ritual desde los cielos de la Alpujarra. |
Espectáculos de luz y color por las calles. |
"La noche de los candiles" es una de las muchas propuestas de ocio que ofrece la comarca de la Alpujarra Almeriense. Recientemente se celebraron los tradicionales encierros en honor a San Marcos en Ohanes. Pronto llegará una nueva edición de las recreaciones históricas que se suceden cada año en Padules. Además es posible disfrutar durante todo el año de varios museos al aire libre, como el museo minero de Beires, o el museo de historia de Canjáyar. A toda esta malgama de eventos se le añaden, logicamente, las fiestas populares y romerías de cada municipio.
La noche comienza con el encendido del candil más grande del mundo, situado junto a la balsa, en la parte más alta del pueblo, en ese momento miles de miradas se proyectan hacia un solo objetivo. Tras el encendido del candil la gente acompaña al pasacalles, descendiendo paulatinamente hasta la era, entre hogueras, candiles caseros y fuegos artificiales. Algunos prefieren quedarse para echarse fotos junto al candil. Allí estaba la persona que lo construyó, posando orgulloso para las cámaras como una estrella de cine.
El arpista Víctor Santal deleitando al público. |
Dentro del pasacalles el ritmo se ralentiza a su paso por las estrechas y serpenteantes calles de Almócita. En la era continuó el disfrute popular con bailes ancestrales y juegos malabares bajo la luz de la luna llena. La gente se animaba a participar y bailaban al son de sonidos celtíberos. A partir de este momento la gente comienza a esparcirse para un lado y para otro, llenando las barras de los bares y los puestos de artesanía. Otros acuden a ver escenas teatrales al barrio de los judíos, como la de Waku o la del hombre de corazón de piedra. Al llegar la media noche es hora de los conciertos de música tradicional y folk, sumergiéndonos en la Edad Media, en el escenario inimitable bajo las paredes de piedra de la iglesia. Otra plaza abarrotada de gente era la de la Libertad, donde acudieron a disfrutar del arpista Víctor Santal.
La gente disfrutando en Almócita de "la Noche de los Candiles". |
La Maravilla
Encendido de las antorchas con el fuego del candil. |
A poco más de cuarenta kilómetros de la capital de provincia se encuentra el pequeño pueblo blanco de Almócita. Es difícil pensar que un lugar tan recóndito sea capaz de albergar eventos tan originales y divertidos para todos los públicos, y atraer a gente de todas partes.
Cualquier día de las cuatro estaciones es recomendable para visitar Almócita. La "Noche de los Candiles" no sólo es recomendable sino que su visita es casi obligatoria. El programa ha cambiado respecto al del año pasado, lo que consideramos un acierto para hacerlo más ameno a los que vienen cada año. Así que el año que viene toca volver para disfrutar de algo que se está convirtiendo por su propio peso en una tradición legendaria.
Fueron varios los conciertos que pudieron disfrutarse en "la Noche de los Candiles". |
No hay comentarios:
Publicar un comentario