24 de febrero de 2015

Enix, la Alpujarra que se abre al mar

Enix;Tierra de hombres libres, como Agustín Gómez Arcos.
La Villa de Enix es uno de los pocos municipios de España marcadamente serranos que puede presumir de tener playa dentro de su término municipal. La capital del municipio se encuentra a más de setecientos metros de altitud sobre el nivel del mar, esta altitud desciende paulatinamente hasta llegar a la playa de El Palmer, el trozo de mar que pertenece a Enix.

La fisionomía del núcleo urbano tiene aires alpujarreños, con su silueta blanca en mitad de la sierra de Gádor, sus geranios que le dan un colorismo especial a sus balcones y terrazas, su gastronomía, su forma de vida. Claros indicios de que Enix forma parte de una comarca algo más que simbólica que se nutre de vida y cultura, y emana vida y cultura. Los enixeros no dudan en decir que su pueblo es Alpujarra.
Plaza de la Constitución de Enix, ayuntamiento e iglesia.

Alpujarra es también su vecino más cercano, el pueblo de Felix , ambos coronan dos montes en las estribaciones de la sierra de Gádor y sus características generales son muy parecidas al igual que su historia, estrechamente ligada durante siglos. Otro pueblo cercano a Enix es Vícar viejo , donde se encuentran las raíces de uno de los municipios más pujantes de la provincia.
Parque eólico de Enix desde la pedanía enixera de El Marchal de Antón López.
Cerro de la Cruz en la parte alta de Enix.
El Marchal de Antón López es la pedanía más grande del municipio, famosa por albergar durante gran parte del siglo XX las minas de plomo. Se sitúa a los pies de los molinos de viento del parque eólico de Enix. Estos gigantes de hierro no son aquellos con los que luchó Don Quijote pero su función no es sólo estética sino que nos ayuda a contaminar menos la naturaleza mediante energías renovables y sostenibles.

En la arquitectura del casco histórico de Enix sobresale con éxito la plaza de la Constitución, flanqueada por los dos edificios emblemáticos; el ayuntamiento, epícentro político de Enix y la iglesia, epicentro religioso desde hace siglos. La iglesia, con rasgos mudéjares, está dedicada a la Virgen del Rosario.
Calle del escritor Agustín Gómez Arcos, paralela a la calle Málaga.
La cuesta de la calle Málaga, junto a la botica, nos lleva hasta la casa de la Cultura, espacio dedicado a Agustín Gómez Arcos, natural de Enix, alumno de Celia Viñas y uno de los artistas españoles del siglo XX más influyentes en Francia, relevando en ese privilegiado puesto a personajes célebres como Antonio Machado o Pablo Picasso.
Calle Málaga. Enix es un pueblo de grandes cuestas.

Son muchos los lugares para perderse en Enix, un pueblo que ejerce de mirador natural de la Sierra de Gádor. El mar se ve tan nítido para nuestra mente que sólo hace falta un trampolín para llegar a él de un solo salto.

Desde el cerro de la cruz obtenemos nuestra deseada foto panorámica del pueblo, el valle que coronan las blancas casas de Enix desciende suavemente hasta el mar.

Pueblo y valle de Enix desde el cerro de la Cruz.

La Maravilla


Hotel de El Palmer de Enix.
Enix se abre al mar Mediterráneo en la playa de El Palmer. Son unos pocos cientos de metros de línea costera pero practicamente vírgenes y de gran valor ecológico. La sierra de Gádor se deja caer al mar abruptamente en forma de acantilados y de grandes rocas, lo que da una apariencia única a la playa de El Palmer. Todo esto, además de las palmeras y al resto de vegetación le da un aspecto de costa tropical.

Muy cerca del mar se encuentra la urbanización La Parra y un hotel de cuatro estrellas, lo que convierten a esta pequeña franja de litoral almeriense en un gran destino turístico, sobretodo en periodo estival, cuando se registra una importante afluencia de visitantes, llegando al lleno absoluto en buena parte de los establecimientos que se dedican al sector terciario.

Playa de El Palmer de Enix. Foto tomada en el mes de febrero, aquí el buen tiempo dura doce meses al año.

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