25 de noviembre de 2014

Padules, esculpido por el Andarax

Iglesia de Santa María La Mayor.
Padules se encuentra enclavado entre la Sierra de Gádor y Sierra Nevada, encima de una colina en el margen izquierdo del río Andarax. Por aquí el cauce fluye con abundante agua durante todo el año y es el protagonista absoluto en la vida de los padulenses, historicamente agricultores en su mayoría. No solo ha servido para regar la extensa vega plagada de parras y darle vida a la numerosa vegetación autóctona. También ha sido el encargado de esculpir el pueblo durante un proceso milenario y de darle una forma bonita, única y llamativa.

Y si de agua y de Padules hablamos, nos viene automáticamente a la cabeza la imagen de Las Canales, un lugar mágico como pocos con sus balsas y cascadas naturales del río Andarax a su paso por este municipio. A este sitio encantador le dedicaremos en este blog una entrada exclusiva en un futuro, para poder reflejarlo más detallada y detenidamente. 
Entrada al municipio por la carretera Benahadux - Lanjarón.
Recreación histórica en Padules.
Administrativamente está dentro de la Mancomunidad del Alto Andarax, por lo que comparte clima, cultura y tradiciones con el resto de los municipios de la comarca.

A todo esto, no podemos olvidar que Padules es un pueblo alpujarreño en todos los aspectos. Fisicamente por su silueta blanca y sus calles estrechas y empedradas e históricamente por haber compartido los procesos históricos que acontecieron en Las Alpujarras con las rebeliones moriscas y sus posteriores pacificaciones.

Para recordar estos hitos históricos Padules atrae cada año a organizaciones y asociaciones de recreaciones históricas. Y es que el pueblo tiene la historia y el buen tiempo que se requieren para celebrar estos eventos. El primer fin de semana de noviembre se realizó la Recreación de los ejércitos de los Austrias en Padulesuna ocasión ideal para disfrutar de historia viva en familia.

Ermita de los Tres Pueblos Padules Almócita Beires
Padules comparte junto a Beires y Almócita la Ermita de los Tres Pueblosdedicada a la Virgen de los Desamparados. Pertenece a los tres municipios tras llegar a un acuerdo en común al hallarse en un cerro situado en la frontera de ambos.

Hoy en día, no pasa por sus mejores momentos ya que se encuentra en un estado de casi abandono, pero siglos de esplendor la contemplan. Su visita es obligada para los amantes de la arquitectura sacra y el arte mudéjar.

Entrada sugerente al centro urbano de Padules.
Los vinos de Padules son conocidos, y sus bodegas se consagran cada año más. Será, en buena medida, gracias a sus aguas. Por el municipio se esparcen numerosas fuentes como la del Martillo, con una balsa y lavadero anexos. Por el camino que conduce a Almócita encontramos otra fuente, llamada fuentecica de Las Cubanas, dispone de un caño para calmar la sed. Aquí el agua no se agota porque Padules está hecha de agua como el fruto jugoso que dan sus vides.

De la famosa uva de Almería que inundaba los bancales aterrazados de Padules ya queda poco. Tras su extracción quedó un vacío en esta rica tierra que se vuelve a aprovechar para criar una uva valorada y con identidad propia.
Parajes barrancosos y semidesérticos junto a Las Canales de Padules.

La Maravilla:

Fuente e Iglesia de Padules.
El casco histórico de la Villa de Padules seduce al viajero que no tiene otra opción que pararse a echar un vistazo. La Iglesia mudéjar de Santa María La Mayor preside la plaza. Se erigió en el siglo XVI y, tras ser quemada por los moriscos y rehabilitada posteriormente, ha sobrevivido a nuestros días de una manera envidiable.

Esta zona del pueblo, con la fuente cascada y la casa consistorial es la zona de recreo y ocio de los vecinos y parada obligatoria para el viajero, pudiendo disfrutar de su variedad gastronómica en los bares y restaurantes que llenan de olor y de color este pueblo blanco.

Fuente de Padules.
Los colores ocres y arcillosos que presentan, tanto la iglesia, como la fuente que baja con su cascada desbordante de agua, generan una mezcla envidiable de cromatismos y matices con el resto de edificaciones del centro urbano de viviendas encaladas y macetas cargadas de flores colgando de sus balcones.

La panorámica que nos regala Padules al salir es un juego de tétrix donde las casas son piezas que caen del cielo y se van colocando en el lugar correcto. El juego lo culmina la esbelta iglesia coronando la imagen con la Sierra de Gádor al fondo.
Panorámica del casco histórico de Padules, con su bella silueta blanca, vigilando el curso del río.

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