12 de noviembre de 2014

Almócita, calles blancas de poesía

Almócita bien podría ser el Montparnasse bohemio de Almería con sus calles empedradas, sus casas blancas y sus fachadas llenas de poemas. Cualquier artista se inspiraría caminando por el barrio de la judería, oliendo a jazmínes que se enredan por las rejas de las ventanas y a geranios encendidos que cuelgan de los balcones, o bebiendo agua de sus fuentes.

El municipio de Almócita se localiza en pleno corazón de la Alpujarra Almeriense, a tan sólo 50 km de Almería por la carretera N- 340 y la A-348 que se toma en Benahadux dirección Lanjarón.



Calles engalanadas de poesía.
Una vez hayamos llegado al pueblo se recomienda dejar el vehículo y caminar por sus calles estrechas engalanadas de frases. Desde el núcleo urbano se desciende hacia el río Andarax escalonadamente entre cultivos que aprovechan la fértil tierra y eras para la trilla que aún se conservan.

El ayuntamiento se ubica justo encima del aljibe árabe. Este aljibe abastece de rica agua al viajero desde hace siglos con su fuente de los tres caños. También aquí se encuentra el lavadero que otrora se llenaba de mujeres trabajadoras.

Ayuntamiento sobre el aljibe árabe. A sus espaldas la imponente Iglesia Mudéjar de Almócita.
Almócita, junto a Beires y Padules comparten la ermita de los Desamparados, también conocida como la Ermita de los Tres Pueblos , muy deteriorada por el paso del tiempo pero que aún conserva su belleza original.

Almócita desde la Ermita de la Virgen de los Desamparados o de Los Tres Pueblos.
El mismísimo Juan de Austria, hermano del rey Felipe II, llegó a Almócita en 1570 a firmar la paz tras la rebelión de los moriscos en las Alpujarras. Es habitual por la zona, encontrarse recreaciones históricas como la recreación de los ejércitos de los Austrias en Padules .
Nave descubierta de la Iglesia. Actualmente utilizada como jardín.

La Maravilla:

Balsa de las Espeñuelas.
Cada verano desde 2011 se celebra en Almócita una noche dedicada a la cultura ecológica y a ritos ancestrales. Se trata de la Noche de los Candiles. Esta maravillosa cita nocturna es obligatoria. Las luces del pueblo se apagan y las calles se llenan de candiles y antorchas. La música celta en la plaza carga de magia y simbolismo el ambiente.

Candil más grande del mundo.

La noche de los candiles no bastaba a los almociteños para homenajear a estos queridos utensilios que servían para alumbrar sus calles antes de la aparición de la energía eléctrica. 

Junto a la balsa de las Espeñuelas se sitúa, nada más y nada menos, que el candil más grande del mundo, como atestigua el sello de Guinness World Record. El resultado fue un magnífico candil de acero con capacidad para 652 litros.

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