Escudo de Bédar. |
En lo más alto de la comarca de Levante se insinúa Bédar entre montañas que miran al mar Mediterráneo. Desde sus calles que ejercen de miradores se asoman, ante los ojos, pueblos como Los Gallardos, Mojácar o Vera. Con sus cuatrocientos metros de altitud predominan los olores de la sierra que lleva su mismo nombre. Estos olores a tierra y árbol contrastan con aromas venidos del mar, lo que te hace pensar que te encuentras dentro de una gran ola bajo la sombra alargada de un pino.
Otro pueblo vecino importante es Lubrín, ya mirando hacia Los Filabres. Entre ambos municipios existen varias pedanías diseminadas como El Marchal de Lubrín que posee una ermita con una bonita fachada y una gran escalinata de piedra. Pasar por este paraje es gratificante al estar todo abundante de vegetación, por lo cual se intuye que brota agua no muy lejos de aquí.
Plaza de la Constitución y ayuntamiento de Bédar. |
Bédar es un pueblo con muchas fuentes, herencia de grandes ingenieros hidráulicos árabes que supieron aprovechar los pocos recursos existentes de una tierra árida, para poder canalizar y almacenar el agua. Este líquido elemental en nuestra existencia se aprovechaba para las pilas de lavaderos, abrevaderos de bestias y para el abastecimiento público.
La Serena, no muy lejos de Bédar, cobija en su territorio una reliquia musulmana que se sostiene en pie a duras penas. Se trata de la antigua mezquita de época nazarí, que luego pasó a ser ermita tras la reconquista cristiana del lugar. Además del culto religioso, en su interior se albergó una almazara hasta mediados del siglo XX.
Parroquia de El Marchal de Lubrín. |
Ermita de la Virgen de la Cabeza. |
El casco histórico de Bédar tiene muchos lugares de interés y rincones por conocer. En la parte más alta se yergue sobre una colina la ermita de la Virgen de la Cabeza, en su interior se encuentra la Virgen que antaño fuese compartida por Bédar y Antas, hasta que cada municipio decidió hacer su propio templo.
No muy lejos de la ermita se encuentra la Iglesia de Santa María, el templo cristiano por excelencia en Bédar. Data de mediados del siglo XVI y una de sus curiosidades más llamativas es el reloj en una de las esquinas del campanario.
Es fácil perderse y encontrarse por los callejones estrechos y empinados que van a parar a fuentes, parques o patios repletos de flores.
La plaza de la Constitución es uno de los lugares más amplios dónde poder acomodarse y descansar. Una placa en lo más alto de la casa consistorial nos recuerda la antigüedad de esta plaza. Junto al ayuntamiento, un arco y una pared de piedra engalanada con macetas tapiza una bella estampa que culmina la fuente y un retrato pintado de la panorámica de Bédar.
Panorámica de Bédar desde la plaza de la Constitución. |
La Maravilla
Homenaje al minero anónimo de Bédar. |
Desde mediados del siglo XIX en toda la provincia de Almería había decenas de minas que daban empleo a miles de personas. Bédar no dejó escapar la oportunidad de extraer metales de las entrañas de su sierra. En la sierra de Bédar existieron grandes lavaderos de mineral que transportaban las vagonetas tiradas por bueyes desde el interior de las minas. Es difícil encontrar vestigios o rescoldos de aquel rico patrimonio que hoy se conocen mediante rutas guiadas gracias a un turismo en alza. Por ello, nunca llega tarde cualquier homenaje que se precie a la figura de aquellos valientes mineros. En el año 2005 se erigió una escultura de mármol en honor a miles de mineros anónimos, en la plaza de San Gregorio, a la entrada del pueblo.
Fue tan importante la minería en Bédar, que llegó a estar unido al puerto de Garrucha mediante ferrocarril. Esta fructífera economía basada en la extracción de hierro y plomo, entre otros metales, llegó a aglutinar a más de cuatro mil residentes en el municipio. De la noche a la mañana pasó a quinientos habitantes tras el cierre definitivo de las minas en 1970. Algunos nombres de minas importantes fueron "Reforma" , "Tres Amigos", o "El Pinar".
Ya en el siglo XXI, Bédar cuanta con unos mil habitantes y se abre paso con fuerza en el turismo con un glorioso pasado minero como reclamo patrimonial, y gracias también a la belleza de su casco histórico, al verde de su sierra y la cercanía con el mar. En Bédar no faltan tiendas o restaurantes para pasar un gran día o toda una vida.
Cargadero minero "Tres Amigos", dónde se transportaba el mineral hasta el puerto de Garrucha. |
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