16 de abril de 2015

Arboleas, creciendo al tictac de su torre sin reloj

"El palo". El banco de Arboleas
Arboleas es considerada la puerta de entrada al Valle del Almanzora, aunque más bien las aguas de este río van llegando a su salida natural, a su paso por este municipio. Es un pueblo que crece a pasos agigantados donde la vida y la gente es de calidad, por algo lo eligen como residencia miles de británicos, que pasan aquí casi todo el año.

Es un pueblo para visitar y disfrutar durante todo el año. En el periodo invernal hace un frío típico de la zona mediterránea y todos se quedan en casa al lado del brasero o la chimenea, menos cuando salen a hacer sus labores al campo, comprar en las tiendas o ir a misa. Con la llegada de la primavera ya dan ganas de salir a la calle ya que el sol va tomando posición en el cielo y deja su reflejo amarillento plasmado en las flores de las vinagreras. Al llegar el estío comienza el periodo de festejos por todo el término municipal. Como suele decirse en Almería, el verano comienza en la Semana Santa. El último domingo de la semana grande de pasión se celebra en la zona algo muy típico y arraigado desde hace años; "Las meriendas". En este día las familias se dirigen a los márgenes del río, donde pasan un día en convivencia, disfrutando y degustando platos típicos con el resto de personas que asisten al evento, que son muchas.
Puente viejo de Arboleas que cruza el río Almanzora.
Calle Puntal, una de las empinadas cuestas del pueblo.
El puente viejo que cruza el río Almanzora, muy estrecho, por donde solo pasa un coche, era un lugar donde no cesaba el ir y el devenir de gente para un lado y para otro, al estar cerca de la plaza de la Iglesia. Actualmente sigue siendo muy transitado pero su protagonismo disminuyó con la construcción de un puente nuevo hace unos pocos años. Para ello debieron expropiarse muchas tierras a algunos arboleanos pero el resultado de la obra fue magnífico, con una buena entrada y salida del pueblo hacia la autovía, culminando una carretera que nace en el municipio vecino de Zurgena. Estos dos puentes se abarrotan de curiosos cada vez que las lluvias torrenciales provocan crecidas en el feroz río. Los más viejos aún recuerdan cuando no había puentes y había que cruzar a pie el lecho del río. Algunos que se arriesgaban quedaban atascados y los vecinos del pueblo ayudaban con las mulas. Aún los hay más viejos que recuerdan, que tras las crecidas del río, se avisaba de un pueblo a otro con una caracola.
Panorámica del río Almanzora a su paso por Arboleas, con la pedanía de La Perla, al fondo.
Estatua de Al - Arbuli.
Las fiestas en cada una de las pedanías van dando a entender que el verano astronómico está llegando. Las fiestas de Santa Ana en El Prado, las fiestas de La Cinta, etc. Las fiestas patronales en honor a San Roque son las más importantes del municipio. Se celebran a mediados de agosto, con sus bailes en la plaza del Ayuntamiento, paellas gigantes, y un sinfín de eventos donde los oriundos se mezclan con foráneos, bajo la atenta mirada de la estatua de Al Arbuli, un arboleano, científico, especializado en la medicina y alimentación. Este personaje también tiene unos días de celebración propios, donde se puede degustar el couscous o el taboulé, acompañado de cantes y danzas árabes.

En este pueblo se vive el deporte de manera especial, los chicos y chicas hacen campeonatos de pádel, ciclismo de montaña, partidos de fútbol, rutas en motos o en quads. Algo que no puede faltar en las fiestas de Arboleas es la corrida de cintas. Antiguamente eran las mujeres las que hacían y enroscaban las cintas, para que después los muchachos, montados a caballo, pasaran de un lado a otro por debajo de las cintas para intentar enganchar alguna.

Además de las fiestas en verano, Arboleas goza de una piscina pública, para sobrellevar los días calurosos, si se prefiere antes que una buena siesta, claro. Antiguamente, eran las balsas y las acequias las que se llenaban de zagales dispuestos a hacer correrías. Mientras tanto, las madres acudían a la cimbra a llenar de agua sus cántaros, a orillas del río, en el lugar donde hoy se encuentra el puente viejo.
Plaza del Ayuntamiento. Arboleas.
Los locales de restauración son lugares de ocio que pueden dividirse en dos gustos bien diferenciados, los que se adaptan a las necesidades de los ingleses, donde se bebe más que se come y se celebran karaoques, o los bares de toda la vida, en los que las barras están llenas de habas y se van comiendo mientras pides tu tapa o plato típico de la zona, elaborados todos con productos recién comprados en el mercado, el cual se celebra, como es tradición, cada sábado por la mañana.

Arboleas también reúne espacios culturales como el Museo Pedro Gilabert, que expone las obras de un arboleano querido por todos los del pueblo. Este genio esculpía la madera respetando su forma natural. Primero miraba a que le recordaba la madera cuando la encontraba en la naturaleza y entonces le daba forma que el quería y sentía. Falleció en 2008 a los 92 años y su cuerpo fue llevado a hombros por los vecinos y familiares que llenaros las calles para despedirlo.

Aunque es un pueblo moderno y con un futuro prometedor, tampoco debemos olvidar que no ha pasado mucho tiempo desde que "Anita" era la única que tenia una centralita de teléfono y distribuía las llamadas a los números de Arboleas. Como en casi todos los pueblos del interior de la provincia, la red telefónica no llegó hasta mediados de los sesenta.
Plaza del Ayuntamiento, desde el ángulo anverso.

Objetos sagrados del interior del templo de Santiago.
Del casco histórico destaca la iglesia que sobresale por sus hechuras y presume de estar repleta de imágenes sagradas. Estas tallas y objetos salen en procesión cada Semana Santa. De sus exteriores, las paredes ocres recalcan sus años y recrean fielmente su diseño original del siglo XIX. Está dedicada al Apostol Santiago y sustituyó a la extinta parroquia del siglo XV.



La plaza del Ayuntamiento también destaca por la belleza de su suelo y sus bancos, sus palmeras y sus farolas. El edificio consistorial está fechado en 1988 y domina el casco viejo desde las alturas.

Iglesia de Santiago Apóstol rodeada de viviendas del casco histórico.



La Maravilla

La Torre de Arboleas.



La Torre del Reloj, conocida por los arboleanos como "El Castillo" cuenta con más de ocho siglos de historia. Sus orígenes proceden, posiblemente, de minarete de una antigua mezquita o de torre vigía en la que se controlaba el curso del río. Se cuenta que los del pueblo vecino vinieron y se llevaron el reloj que había en la torre.


Esta Torre del Reloj, que no tiene reloj, pero que antiguamente si lo tenía, marcaba las tandas de riego en la vega del río que llegaban desde Zurgena hasta Cantoria. Desde aquí se anunciaban los acontecimientos más importantes del pueblo.

Su parecido con un faro marítimo es considerable, sobretodo de noche, cuando los colores rosicleres de sus ocho paredes se iluminan en mitad de la oscuridad que bien podría ser la inmensidad de todo un mar.
Parque Alcalde Francisco Pérez, adyacente a la Torre del Reloj.

Camino que lleva a la Torre del Reloj.
Las vistas desde aquí abarcan un amplio horizonte y alcanzan un gran tramo del río Almanzora. También divisan pedanías alejadas como La Cinta y las sierras, al fondo, que cierran el paso al sentido de la vista.

Todo el entorno de la torre está recién restaurado y tras su culminación el resultado fue excelso. Todo el camino de acceso está empedrado, acompañado de vegetación. Y, en la parte baja, acompaña a las antiguas pistas polideportivas, el parque público más grande de toda la comarca. Para su puesta en marcha se utilizaron terrenos en desuso y se replantaron árboles cítricos, se construyeron zonas verdes, juegos infantiles y áreas de descanso.

Este parque de grandes dimensiones se nombró en memoria del alcalde desaparecido Francisco Pérez.
Entorno de la Torre del Reloj, con las casas del pueblo posando para la foto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario